¿Por qué hablamos sobre tipos de accidentes de tráfico? Es un hecho contrastado desde el punto de vista estadístico que la circulación de vehículos a motor es una actividad peligrosa. Desde su implantación del vehículo motorizado en a principios del siglo XX en Inglaterra ya se tenía en cuenta esta circunstancia con los primeros coches que circulaban por las viejas calzadas londinenses al establecer la obligación de que su paso se avisase debidamente mediante un jinete adelantado que anunciaba su presencia en las calles para que la gente tuviera precaución. Estamos en la época los primeros vehículos en la que solo los más ricos podían permitirse tener uno.
Anécdotas aparte, la industria del automóvil se ha multiplicado y la presencia de vehículos en nuestras carreteras y ciudades es masiva aumentando considerablemente la siniestralidad existente. Muchas, muchísimas son las víctimas de accidente de tráfico por hechos derivados de la circulación. Vamos a explicar los distintos tipos de accidentes más habituales cuando nos ponemos al volante de un coche.
La tipología de los accidentes de tráfico es muy extensa y variada pero todos los accidentes tienen algo en común y es el causar un daño que puede ser propio, ajeno o ambos, y ese daño puede causarse en las personas o en los bienes o en ambos simultáneamente. Partiendo de esta base los tipos de accidentes de tráfico se puede clasificar en función de cómo se producen o del resultado del mismo.
Tipos de accidentes de tráfico por sus causas
Accidente por exceso de velocidad
Uno de los tipos de accidentes de tráfico más frecuentes. La velocidad es directamente proporcional con la probabilidad de sufrir un accidente e inversamente proporcional a la capacidad de reacción del conductor ante cualquier circunstancia de la circulación. A mayor velocidad, ante un obstáculo o una frenada del conductor que precede, más espacio recorreremos para detener el vehículo en condiciones de seguridad y por tal motivo es muy posible que podamos colisionar con el obstáculo o alcanzar al vehículo de delante.
Por distracciones al volante
Es una de las principales causas de accidente de tráfico en nuestro país. Para conducir debemos poner en la carretera toda nuestra atención. Olvidarnos del teléfono móvil, tener todos los dispositivos regulados nuestro gusto (espejos, asientos, etc) y hacer los descansos correspondientes no conducción más de tres horas seguidas. La fatiga es una causa muy habitual de distracciones al volante por lo que es conveniente hacer paradas para refrescarnos, airearnos, estirar las pierdas o dar una cabezadita.
Por no mantener la distancia de seguridad
Al igual que con la velocidad, cuanto más rápido vayamos, más distancia de seguridad necesitaremos para detener el vehículo en condiciones de seguridad. En cambio de otros tipos de accidentes de tráfico este depende a 100% del mismo conductor.
Por no mirar por los retrovisores
Este fallo puede ser falta. Los retrovisores nos indican lo que hay o lo que viene por detrás. Un accidente muy frecuente es cambiar de carril sin prestar atención al espejo retrovisor lo que supone muchas veces una colisión con el vehículo que circula en el mismo y que no tiene tiempo a reaccionar ante nuestra maniobra imprudente.
Por no llevar la carga debidamente distribuida y sujeta
No todo vale en lo que a la carga del vehículo se refiere. Esta debe estar debidamente sujeta y distribuido su peso de forma uniforme y equitativa en todo el maletero. En el habitáculo es preferible evitar llevar carga ppr pequeña que sea ya que la misma puede moverse y distraer al conductor o tapar la visión a través del retrovisor central. Si tenemos vaca la carga tiene que ir debidamente anclada, evitando causar accidentes al soltarse la misma y señalizar conforme las exigencias de la DGT aquellas partes que puedan sobresalir de la anchura y longitud del vehículo.
Por no llevar puestos los cinturones de seguridad
Sin necesidad de colisionar con nada un simple frenazo puede hacer que nosotros o nuestros pasajeros salgamos despedidos hacia adelante impactando con el cristal y posteriormente incluso con el asfalto. Todo ello por no abrocharse debidamente el cinturón de seguridad. Un simple hecho tan sencillo como abrocharse el cinturón, salva miles de vidas en la carretera todos los años.
Tipos de accidentes de tráfico por su resultado
En este apartado nos centramos en los daños que pueden ser de naturaleza personal o patrimonial, ya en los vehículos o en otros bienes (viales, señales, terrenos, edificaciones, etc). Todo este tipo de daños ha de ser objeto de reparación con la correspondiente indemnización. Si se trata de daños materiales será el peritaje el que determine la indemnización en relación con el valor venal del vehículo. Si por el contrario los daños son personales, el cálculo de la indemnización se hará conforme a los baremos fijados en la Ley 35/2015, de 22 de septiembre, de reforma del sistema de valoración e daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación.
Los criterios que se utilizan legalmente para el cálculo de las indemnizaciones se actualizan anualmente. Para 2021 se ha aprobado y publicado al resolución de 2 de febrero de 2021, de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, por la que publican las cuantías de las indemnizaciones actualizadas del sistema para la valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidente de circulación.
Sea cual sea el accidente que se produzca, se ocasionarán daños en el vehículo, en sus pasajeros en los peatones, en animales o elementos de la vía o en la propiedad privada. Estos daños han de ser indemnizados. Dado que los accidentes de tráfico son muy frecuentes legalmente es obligatorio tener contratada una cobertura mínima de seguro obligatorio de accidentes que cubra los daños ocasionados que se ocasionen por el hecho de la circulación.
En este sentido, una de las cuestiones sobre las que se ha puesto el foco por parte de las autoridades ha sido la de la indemnización por atropello. Dada la reciente rebaja de límites de velocidad dentro de las ciudades se busca reducir la siniestralidad habitual por atropellos, bastante más frecuente de lo que se cree comúnmente y que en los casos en los que no se produce un resultado fatal si que deja unas secuelas de por vida en la víctima atropellada.